Nuestro nombre lleva nuestro mensaje
No podríamos elegir un nombre más apropiado que el que concuerda con nuestra profesión, expresa nuestra fe y nos señala como pueblo peculiar. El nombre adventista del séptimo día es una reprensión permanente para el mundo protestante. En él se halla la línea de demarcación entre los que adoran a Dios y los que adoran a la bestia y reciben su marca. El gran conflicto se desarrolla entre los mandamientos de Dios y los requisitos de la bestia. Debido a que los santos guardan los diez mandamientos en su totalidad, el dragón guerrea contra ellos. Si quisieran arriar el estandarte y renunciar a las peculiaridades de su fe, el dragón se aplacaría, porque excitan su ira, porque se atreven a levantar el estandarte y a desplegar su bandera en oposición al mundo protestante que adora la institución del papado.
El nombre adventista del séptimo día presenta los verdaderos rasgos de nuestra fe, y convencerá a la mente inquisidora. Como una saeta del carcaj del Señor, herirá a los transgresores de la ley de Dios, e inducirá al arrepentimiento para con Dios y a la fe en nuestro Señor Jesucristo. (Joyas de los testimonios, tomo 1, págs. 80, 81.) Publicado por primera vez en 1861
Cuidarse del fanatismo
Me fue mostrado que casi todo fanático que surge y que desea ocultar sus sentimientos a fin de arrastrar a otros, asevera pertenecer a la iglesia de Dios. Un nombre tal suscitaría enseguida sospechas, porque se emplea para ocultar los errores más absurdos. Este nombre es demasiado indefinido para el pueblo remanente de Dios. Provocaría la sospecha de que tenemos una fe que procuramos encubrir (Joyas de los testimonios, tomo 1, págs. 80, 81. Publicado por primera vez en 1861).
No nos avergonzamos de nuestro nombre
Somos adventistas del séptimo día. ¿Estamos avergonzados de nuestro nombre? Contestamos: ¡No, no! No nos avergonzamos de él. Es el nombre que el Señor nos ha dado. Señala la verdad que ha de probar a las iglesias (Carta 110. Escrita el 7 de julio de 1902).
Somos adventistas del séptimo día, y nunca debemos estar avergonzados de este nombre. Como pueblo debemos tomar una posición firme en favor de la verdad y la justicia. Así glorificaremos a Dios. Seremos librados de los peligros y no seremos entrampados ni corrompidos por ellos. Para que esto pueda ocurrir, debemos mirar siempre a Jesús, el Autor y Consumador de nuestra fe (Carta 106. Escrita el 20 de mayo de 1903)
No ocultar nuestro Nombre
Que aquellos que trabajan por las clases más favorecidas se conduzcan con verdadera dignidad, recordando que los ángeles son sus acompañantes. Que guarden la tesorería de la mente y el corazón repletos de “Escrito está”. Colgad en el vestíbulo de la memoria las preciosas palabras de Cristo. Deben ser valoradas muy por encima de la plata o el oro. { 6TI 87.5; 6T.81.3 }
La verdad puede avergonzarse de nosotros pero nosotros no de ella
No debemos ocultar el hecho de que somos adventistas del séptimo día. La verdad puede avergonzarse de nosotros porque nuestro proceder no esté en armonía con sus principios puros, pero jamás debemos avergonzarnos de la verdad. Cuando tengáis la oportunidad, confesad vuestra fe. Cuando alguien os pregunte, dadle una razón de la esperanza que está en vosotros, con humildad y temor. { 6TI 88.1; 6T.81.4 }
No se puede patentar el nombre de la iglesia
Dios quiere que conservemos con sencillez y santidad nuestro carácter peculiar como pueblo. Los que siguen ese mundano curso de acción, invierten recursos que pertenecen a Dios, y que él les ha confiado para que los usen en su causa a fin de 177 hacer progresar su obra. Muy pocos serán los que obtengan ganancias del seguro de vida, y sin la bendición de Dios aún estas utilidades resultarán un perjuicio en vez de un beneficio. Aquellos a quienes Dios ha hecho sus mayordomos no tienen derecho de colocar en las filas del enemigo los recursos que él les ha confiado para que los usen en su causa.
Satanás está presentando constantemente incentivos al pueblo escogido de Dios para desviar su atención de la obra solemne de prepararse para las escenas que le esperan en el futuro cercano. El es, en todo sentido de la palabra, un engañador, un hábil seductor. Cubre sus planes y trampas con mantos de luz sacados del cielo. Tentó a Eva a comer de la fruta prohibida, haciéndole creer que con ello obtendría grandes ventajas. Satanás induce a sus agentes a introducir varios inventos y derechos de patentes y otras empresas a fin de que los adventistas observadores del sábado, que tienen prisa para hacerse ricos, caigan en la tentación, queden entrampados, y atraigan sobre si muchos pesares. Él está muy despierto, y se dedica activamente a llevar cautivo al mundo, y por intermedio de los mundanos crea continuamente un entusiasmo agradable, para inducir a los incautos que profesan creer la verdad, a que se unan con los mundanos.
Pero se me mostró que los tales deben aprender, por las cosas que sufren, a dejar de lado estos derechos de patentes y diversas empresas. No debe permitir siquiera que sus hermanos los halaguen para enredarlos en tales empresas; porque sus deseos no se materializarán, y luego serán arrojados sobre el campo de batalla del enemigo desarmados para el conflicto.
Los recursos que debieran haberse puesto en la tesorería de Dios para hacer progresar su causa, se pierden al ser invertidos en algunos de estos perfeccionamientos modernos. Si algunos de los que profesan la verdad se sienten libres y capaces para dedicarse a estos derechos de patentes e inventos, no deben ir entre sus hermanos y hacer de ellos su campo de operación, sino ir entre los incrédulos. No se valgan de su nombre y profesión de adventistas para seducir a sus hermanos que desean consagrar sus recursos a Dios. Vayan más bien al mundo, y denle oportunidad de invertir sus recursos a la clase de personas que no se interesan en el progreso de la causa de Dios. 1 JT 103,104
No busquemos asesoramiento mundano de abogados
Antiguamente era un gran pecado para los hijos de Dios entregarse a los enemigos, y presentar delante de ellos sus perplejidades o su prosperidad. Bajo la economía antigua era un pecado ofrecer sacrificio sobre un altar falso. Era un pecado ofrecer incienso encendido con un fuego extraño.
Estamos en peligro de mezclar lo sagrado con lo común. En nuestros esfuerzos debe usarse el fuego santo de Dios. El verdadero altar es Cristo; el verdadero fuego es el Espíritu Santo; éste es nuestra inspiración. Un hombre es un consejero sabio sólo cuando el Espíritu Santo lo guía y lo dirige. Si abandonamos a Dios y a sus escogidos para ir a altares extraños a buscar respuestas, se nos responderá según nuestras obras.
Manifestemos perfecta confianza en nuestro Dirigente. Busquemos sabiduría de la Fuente de sabiduría. En toda situación que cause perplejidad o prueba, que los hijos de Dios se pongan de acuerdo en cuanto al asunto que desean, y entonces únanse para ofrecer una oración a Dios, y perseveren pidiendo la ayuda que necesitan. Debemos reconocer a Dios en todos nuestros consejos, y cuando le pedimos algo, creamos precisamente la bendición solicitada (Manuscrito 112, sin fecha).
Nos alegra llamarnos adventistas
Somos adventistas. Esperamos el advenimiento de nuestro Salvador Jesucristo, y nos gusta pensar en él. Sabemos en quién hemos creído, y no tememos encomendarle el cuidado de nuestra alma en aquel día. No nos sentimos humillados al confesar que somos adventistas… { AFC 355.3; TMK.357.2 }
El sábado y un así dice Jehová es nuestro fundamento
Creemos en el sábado del cuarto mandamiento porque está señalado explícitamente, y es el fundamento de nuestra fe religiosa. Que ninguno se avergüence de esto… No aceptamos la autoridad de los concilios humanos, sino nos adherimos a los concilios celestiales. “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos”. Salmos 119:89. Aceptamos un “así dice Jehová”. Esta es nuestra posición. Una doctrina que no se conforma con un “así dice Jehová” podrá ser aceptada por todo el mundo, pero ello no la convierte en verdad… Si queremos conocer el camino al cielo, debemos estudiar la Biblia y no teorías o suposiciones humanas… No nos avergonzamos de nuestra fe, el adventismo del séptimo día, porque es la mejor distinción que podemos tener. Esperamos la segunda venida de nuestro Señor y Salvador. Los hombres pueden burlarse de nuestra fe y ridiculizarla, pero esto no debería provocarnos ni sorprendernos. Todas estas demostraciones no convierten a la verdad en error, ni al error en verdad. Nos situamos firme e inamoviblemente sobre la plataforma de la Palabra de Dios… { AFC 355.4; TMK.357.3 }
Las realidades eternas deben mantenerse ante los ojos de la mente, y las atracciones del mundo aparecerán como son, como cosas sin provecho… Somos peregrinos y extranjeros que esperan la bendita esperanza y oran por ella, la gloriosa venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Si creemos en esto y llevamos esa creencia a nuestra vida práctica, qué acción vigorosa inspirarán esta fe y esperanza, qué amor ferviente, qué vida cuidadosa y santa para la gloria de Dios… qué notable distinción entre nosotros y el mundo.—Manuscrito 39, 1893. { AFC 356.1; TMK.357.4 }