EL NACIMIENTO DE UN REMANENTE FIEL – El mensaje de los Tres Ángeles

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Nacimiento del adventismo

Mensaje del Primer Ángel

A Guillermo Miller y a sus colaboradores les fue encomendada la misión de predicar la amonestación en los Estados Unidos de Norteamérica. Dicho país vino a ser el centro del gran movimiento adventista. Allí fue donde la profecía del mensaje del primer ángel tuvo su cumplimiento más directo. Los escritos de Miller y de sus compañeros se propagaron hasta en países lejanos. Adonde quiera que hubiesen penetrado misioneros allá también fueron llevadas las alegres nuevas de la pronta venida de Cristo. Por todas partes fue predicado el mensaje del Evangelio eterno: «¡Temed a Dios y dadle gloria; porque ha llegado la hora de su juicio!»

El testimonio de las profecías que parecían señalar la fecha de la venida de Cristo para la primavera de 1844 se arraigó profundamente en la mente del pueblo. Al pasar de un estado a otro, el mensaje despertaba vivo interés por todas partes. Muchos estaban convencidos de que los argumentos de los pasajes proféticos eran correctos, y, sacrificando el orgullo de la opinión propia, aceptaban alegremente la verdad. Algunos ministros dejaron también a un lado sus opiniones y sentimientos sectarios y con ellos sus mismos sueldos y sus iglesias, y se pusieron a proclamar la venida de Jesús. Fueron sin embargo comparativamente pocos los ministros que aceptaron este mensaje; por eso la proclamación de éste fue confiada en gran parte a humildes laicos. Los agricultores abandonaban sus campos, los artesanos sus herramientas, los comerciantes sus negocios, los profesionales sus puestos, y no obstante el número de los obreros era pequeño comparado con la obra que había que hacer. La condición de una iglesia impía y de un mundo sumergido en la maldad, oprimía el alma de los verdaderos centinelas, que sufrían voluntariamente trabajos y privaciones para invitar a los hombres a arrepentirse para salvarse. A pesar de la oposición de Satanás, la obra siguió adelante, y la verdad del advenimiento fue aceptada por muchos miles. CS 417

El mensaje del primer ángel y el adventismo (Reunión del remanente)

LA PROFECÍA del mensaje del primer ángel, revelada en la visión de Apocalipsis 14, encontró su cumplimiento en el movimiento adventista de 1840 a 1844. Tanto en Europa como en América algunos hombres de fe y oración se sintieron profundamente conmovidos cuando su atención se concentró en las profecías y, al examinar el registro inspirado, descubrieron evidencias convincentes de que el fin de todas las cosas estaba cerca. El Espíritu de Dios instó a sus siervos a dar la advertencia. El mensaje del Evangelio eterno se esparció por todas partes: «Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado» (Apoc. 14: 7). HR 378/379

Vi que los que apreciaban la luz miraban hacia arriba con anhelo, esperando que Jesús viniese y los llevase consigo. Pronto una nube pasó sobre ellos, y sus rostros denotaron tristeza. Pregunté cuál era la causa de esa nube, y se me mostró que era el chasco sufrido por ellos. Había pasado el tiempo en que ellos esperaban al Salvador, y Jesús no había venido. A medida que el desaliento se asentaba sobre los que aguardaban, los ministros y dirigentes a quienes yo había notado antes, se regocijaban, y todos aquellos que habían rechazado la luz daban grandes señales de triunfo, mientras que Satanás y sus malos ángeles también se regocijaban. PE 59

El mensaje del segundo ángel y el adventismo (Los adventistas salen de las falsas iglesias)

Luego oí la voz de otro ángel decir: «¡Ha caído, ha caído Babilonia!» Una luz resplandeció sobre los abatidos, y con ardiente deseo de ver su aparición, volvieron a fijar sus ojos en Jesús. … Sus rostros resplandecían con excelsa gloria, y exclamaban con los ángeles: «¡Aquí viene el esposo!» Mientras elevaban armoniosamente el clamor entre las diferentes compañías, los que rechazaban la luz los empujaban, y con miradas airadas los escarnecían y ridiculizaban.

Luego oí una voz que decía a los que eran empujados y ridiculizados: «Salid de en medio de ellos, … y no toquéis lo inmundo.» En obediencia a esta voz, gran número de personas rompieron las cuerdas que los ataban, y abandonando las compañías que estaban en tinieblas, se incorporaron a los que ya hablan obtenido su libertad, y gozosamente unieron sus voces a las suyas. Oí en ferviente y agonizante oración la voz de unos pocos que permanecían todavía con las compañías sumidas en tinieblas. Los ministros y dirigentes circulaban entre estas diferentes compañías, atando más firmemente las cuerdas… » Vi personas que luchaban para obtener libertad, y al fin rompieron las cuerdas que las ataban. Resistían los esfuerzos que se hacían para atar las cuerdas con más firmeza y rehusaban escuchar los asertos repetidos: «Dios está con nosotros.» «Tenemos la verdad con nosotros.» PE 242

Al negarse las iglesias a aceptar el mensaje del primer ángel rechazaron la luz del cielo y perdieron el favor de Dios. Confiaban en su propia fuerza, y al oponerse al primer mensaje se colocaron donde no podían ver la luz del mensaje del segundo ángel. Pero los amados del Señor, que estaban oprimidos, aceptaron el mensaje: «Ha caído Babilonia,» y salieron de las iglesias. PE 238

Vi que éstos que aguardaban no habían sido todavía probados como debían serlo. No estaban exentos de errores. Y vi la misericordia y bondad que Dios manifestaba al mandar a los habitantes de la tierra una amonestación y mensajes repetidos, para inducirles a escudriñar diligentemente su corazón y a estudiar las Escrituras, a fin de que pudieran despojarse de los errores que les habían transmitido los paganos y los papistas. Mediante estos mensajes Dios ha estado sacando a su pueblo adonde pueda él obrar en su favor con mayor poder, y donde puedan ellos guardar todos sus mandamientos. PE 250

La profecía se cumplió en los mensajes del primer ángel y del segundo. Estos fueron dados a su debido tiempo y cumplieron la obra que Dios quería hacer por medio de ellos. PE 245

El mensaje del tercer ángel y el adventismo (Los adventistas descubren la verdad del sábado)

Durante la proclamación del mensaje adventista se había dado el mensaje del primer ángel y del segundo, y luego comenzó a proclamarse el mensaje del tercer ángel. Con esta proclamación empezó a comprenderse el significado del sábado como día de reposo. PE XVI (Capítulo introducción)

Cuando cesó el ministerio de Jesús en el lugar santo y pasó él al santísimo para estar de pie delante del arca que contenía la ley de Dios, envió otro poderoso ángel con un tercer mensaje para el mundo. Un pergamino fue puesto en la mano del ángel, y mientras descendía a la tierra con poder y majestad, proclamaba una terrible amonestación, acompañada de las más tremendas amenazas que jamás se dirigieron contra el hombre. Tenía por objeto aquel mensaje poner en guardia a los hijos de Dios revelándoles la hora de tentación y angustia que los aguardaba. Dijo el ángel: «Tendrán que combatir tesoneramente contra la bestia y su imagen. Su única esperanza de vida eterna consiste en permanecer firmes. Aunque se vean en peligro de muerte, deben sostener firmemente la verdad.» El tercer ángel concluye así su mensaje: «Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.» Al repetir el ángel estas palabras, señalaba al santuario celestial. La atención de cuantos aceptan este mensaje se dirige hacia el lugar santísimo, donde Jesús está de pie delante del arca, realizando su intercesión final por todos aquellos para quienes hay todavía misericordia, y por los que hayan violado ignorantemente la ley de Dios. Esta expiación es hecha tanto para los justos muertos como para los justos vivos. Incluye a todos los que murieron confiando en Cristo, aunque, por no haber recibido luz acerca de los mandamientos de Dios, hubiesen pecado ignorantemente al transgredir sus preceptos.

Se me mostró que el residuo siguió por la fe a Jesús en el lugar santísimo, y al contemplar el arca y el propiciatorio, fue cautivado por su esplendor. Jesús levantó entonces la tapa del arca, y he aquí que se vieron las tablas de piedra con los diez mandamientos grabados en ellas. El residuo leyó aquellos vívidos oráculos, pero retrocedió tembloroso al ver que el cuarto mandamiento estaba rodeado de una aureola de gloria y brillaba en él una luz mucho más viva que en los otros nueve. Ningún indicio encontró allí de que el descanso sabático se hubiese abolido o trasladado al primer día de la semana. El mandamiento está escrito tal como lo dictó la voz de Dios en solemne e imponente majestad sobre el monte, entre el fulgor de los relámpagos y el estampido de los truenos. Era el mismo mandamiento que con su propio dedo escribió en las tablas de piedra: «Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios.» Los fieles se admiraron de la solicitud con que estaban cuidados los diez mandamientos, puestos junto a Jehová, cubiertos y protegidos por su santidad. Vieron que habían estado pisoteando el cuarto mandamiento del Decálogo, observando un día transmitido por los paganos y papistas en vez del día santificado por Jehová. Se humillaron ante Dios, y lamentaron sus pasadas transgresiones.

Se unieron a la obra del tercer ángel y alzaron su voz para proclamar la solemne amonestación. Aunque al principio eran pocos los que la recibían, los fieles continuaron proclamando enérgicamente el mensaje. Vi entonces que muchos abrazaban el mensaje del tercer ángel y unían su voz con la de quienes habían dado primeramente la amonestación, y honraron a Dios guardando su día de reposo santificado. PE 255, 256

Muchos de los que aceptaban el tercer mensaje no habían tenido experiencia en los dos anteriores. Satanás comprendió esto, y fijó en ellos su ojo maligno para vencerlos; pero el tercer ángel dirigía la atención de ellos hacia el lugar santísimo, y los que habían tenido experiencia en los mensajes anteriores les indicaban el camino del santuario celestial. Muchos percibieron el perfecto eslabonamiento de verdades en los mensajes angélicos, y aceptándolos gozosamente uno tras otro, siguieron al Señor por la fe en el santuario celeste. Estos mensajes me fueron representados como un áncora para el pueblo de Dios. Quienes los comprendan y acepten quedarán libres de verse arrastrados por los muchos engaños de Satanás. PE 257

La iglesia Adventista sobre la base de la triple plataforma de los tres ángeles  intocable

Vi que una compañía se mantenía de pie bien guardada y firme, negando su apoyo a aquellos que querían trastornar la fe establecida del cuerpo. Dios miraba con aprobación a esa compañía. Me fueron mostrados tres escalones: los mensajes del primer ángel, del segundo y del tercero. Dijo mi ángel acompañantes. «¡Ay de aquel que mueva un bloque o clavija de estos mensajes! La verdadera comprensión de esos mensajes es de importancia vital. El destino de las almas depende de la manera en que son recibidos.» Nuevamente se me hizo recorrer esos mensajes, y vi a cuán alto precio había obtenido su experiencia el pueblo de Dios. La obtuvo por mucho padecimiento y severo conflicto. Dios lo había conducido paso a paso, hasta ponerlo sobre una plataforma sólida e inconmovible.

Los que analicen los tres ángeles permanecerán firmes en la verdad

Vi a ciertas personas acercarse a la plataforma y examinar su fundamento. Algunos subieron inmediatamente a ella con regocijo. Otros comenzaron a encontrar defectos en el fundamento. Querían que se hiciesen mejoras. Entonces la plataforma sería más perfecta, y la gente mucho más feliz. Algunos se bajaban de la plataforma para examinarla, y declaraban que estaba mal colocada. Pero vi que casi todos permanecían firmes sobre la plataforma y exhortaban a quienes habían bajado de ella a que cesasen sus quejas; porque Dios era el Artífice Maestro, y ellos estaban combatiendo contra él. Relataban la obra maravillosa hecha por Dios, que los había conducido a la plataforma firme, y al unísono alzaban los ojos al cielo y con voz fuerte glorificaban a Dios. Esto afectaba a algunos de los que se habían quejado y dejado la plataforma, y éstos, con aspecto humilde, volvían a subir a ella. PE 259

Vi que Dios tiene hijos sinceros entre los adventistas nominales y las iglesias caídas, y antes que sean derramadas las plagas, los ministros y la gente serán invitados a salir de esas iglesias y recibirán gustosamente la verdad. Satanás lo sabe; y antes que se dé el fuerte pregón del tercer ángel, despierta excitación en aquellas organizaciones religiosas, a fin de que los que rechazaron la verdad piensen que Dios los acompaña. Satanás espera engañar a los sinceros e inducirlos a creer que Dios sigue obrando en favor de las iglesias. Pero la luz resplandecerá, y todos los que tengan corazón sincero dejarán a las iglesias caídas, y se decidirán por el residuo. PE 262.7

 

 

 

El otro ángel y los adventistas (La iglesia da el fuerte pregón)

El profeta dice: «Vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamo con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios» «(Apoc. 18: 1, 2). Este es el mismo mensaje que fue dado por el segundo ángel. Babilonia ha caído,» «porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación» «(Apoc. 14: 8). ¿En qué consiste ese vino? En sus doctrinas falsas. Ha dado al mundo un día de reposo falso en lugar del verdadero del cuarto mandamiento, y ha repetido la falsedad que Satanás comunicó a Eva en el Edén: la inmortalidad natural del alma. Ha esparcido ampliamente muchos errores semejantes y ha enseñado «como doctrinas, mandamientos de hombres» «(Mat. 15: :9. { 2MS 135.1; 2SM.118.1 }

Quien recibe los tres ángeles como resultado es un Adventista del Séptimo Día. Los que rechazan el Tercer Ángel son nominales.

Los últimos cincuenta años, [esto fue escrito en 1905] no han empañado ni una jota ni un principio de nuestra fe tal como la recibimos, con las grandes y maravillosas evidencias que nos dieron seguridad en 1844, después de transcurrida la fecha. Las almas que languidecen deben ser afianzadas y vivificadas por la Palabra de Dios. . . Ni una sola palabra ha sido cambiada o anulada. Lo que el Espíritu Santo testificó que era la verdad después de transcurrida la fecha del gran chasco, es el fundamento sólido de la verdad. Fueron revelados los pilares de la verdad y aceptamos los principios fundamentales que han hecho de nosotros lo que somos: adventistas del séptimo día, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús. ATO 339

Los mensajes que Dios nos dio mediante su siervo Juan deben ser proclamados ahora como de especial importancia. Esta es nuestra obra: revivir las sagradas verdades que nos han separado del mundo y nos han hecho lo que somos. No debemos abandonar ninguno de los rasgos de la fe, sino mantener nuestra confianza firme hasta el fin. No debemos dar lugar a doctrinas que no están en armonía con la verdad para este tiempo (Carta 270, del 21 de diciembre de 1903, dirigida a Edson White.

En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación a un mundo que perece. La Palabra de Dios proyecta sobre ellos una luz maravillosa. Una obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con ésta y nada debe desviar nuestra atención de ella.

Los que han visto la verdad y han sentido su importancia, y han experimentado las cosas de Dios, han de enseñar sana doctrina a sus hijos. Deben familiarizarlos con las grandes columnas de nuestra fe, las razones por las cuales somos adventistas del séptimo día. Por qué somos llamados, como lo fueron los hijos de Israel, a ser pueblo peculiar, una nación santa, separada y distinta de todos los otros pueblos de la faz de la tierra. (Testimonies, tomo 5, pág. 330).

Dios les ha dado su lugar en la línea de la profecía a los mensajes de Apocalipsis 14, y su obra no cesará hasta que concluya la historia de esta tierra.-EGW´88 804 (1890).

No podríamos elegir un nombre más apropiado que el que concuerda con nuestra profesión, expresa nuestra fe y nos señala como pueblo peculiar. El nombre adventista del séptimo día es una reprensión permanente para el mundo protestante. En él se halla la línea de demarcación entre los que adoran a Dios y los que adoran a la bestia y reciben su marca. (Joyas de los testimonios, tomo 1, págs. 80, 81. Publicado por primera vez en 1861).

Responsabilidad frente al mensaje de los tres Ángeles

Muchos fueron perseguidos por sus hermanos incrédulos. Para conservar sus cargos en la iglesia algunos resolvieron mantener su esperanza en silencio, pero otros creyeron que la lealtad a Dios no les permitía ocultar las verdades que el Señor les había confiado. No pocos fueron separados de la comunión de la iglesia solamente por manifestar su creencia en la venida de Cristo. Muy preciosas fueron las palabras del profeta para quienes soportaron la prueba de su fe: «Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado. Pero él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos» (Isa. 66:5). HR 380

Nuestro mensaje no es para rehuirlo

El mensaje que debemos Proclamar no es un mensaje cuya declaración necesitemos rehuir. Sus defensores no deben tratar de encubrirlo, de ocultar su origen y propósito. Como quienes han hecho votos solemnes a Dios, y quienes han sido comisionados como mensajeros de Cristo, como dispensadores de los misterios de la gracia, nos hallamos bajo la obligación de declarar fielmente todo el consejo de Dios. No debemos restar prominencia a las verdades especiales que nos han separado del mundo, y nos han hecho lo que somos; porque están llenas de intereses eternos. Dios nos ha dado luz acerca de lo que acontece ahora, y por la pluma y de viva voz debemos proclamar la verdad al mundo.-OE 305

Satanás intenta frenar la proclamación del tercer ángel

Satanás ha ideado un estado de cosas por el cual la proclamación del mensaje del tercer ángel será detenida. Debemos precavernos de sus planes y métodos. No debe suavizarse el tono de la verdad, no debe disimularse el mensaje para este tiempo. El mensaje del tercer ángel debe ser fortalecido y confirmado. El capítulo dieciocho de Apocalipsis revela la importancia de presentar la verdad no en términos mesurados, sino con valentía y poder. Ha habido demasiados rodeos en la proclamación del mensaje del tercer ángel. El mensaje no ha sido dado tan clara y distintamente como debiera haber sido proclamado (Manuscrito 16, 1900)

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