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Lección 7 – Fundamentos de la profecía – Sábado 17 de Mayo 2025

Apóyenos para sacar mas contenido.

Sábado, mayo 10

Fundamentos de la profecía
Lee para el estudio de esta semana:
Isaías 6:6-8; Génesis 3:21-24; Ezequiel 1:4-14; Apocalipsis 4:1-11; Números 2:3-25; Isaías 14:12-14.

Para memorizar

«Después oí la voz del Señor, que dijo: “¿A quién enviaré? ¿Quién irá de nuestra parte?”. Entonces respondí: “Aquí estoy, envíame a mí”» (Isa. 6:8).

El derecho de Dios a gobernar el universo se basa en su posición como Creador de todas las cosas (Apoc. 4:11) y también en su carácter. Al descubrir el carácter justo de Dios, comenzamos a entender cómo y por qué los seres humanos pecadores carecemos de su gloria (Rom. 3:23).

Esta semana descubriremos la necesidad que tenemos de entrar con Cristo hasta la sala del trono, donde hallamos la esperanza bienaventurada que nos promete el libro de Apocalipsis 1:3. Entenderemos más plenamente las profecías, que son la esperanza del pueblo de Dios. La casa de Dios se caracteriza por estar llena de esperanza; es decir, profecía. La esperanza es la profecía. Pablo dice: “…que en esperanza somos salvos, y que la esperanza que se ve no es esperanza; ¿por qué lo que se ve, a qué esperarlo?” (Rom. 8:24). La única manera de poder ser salvados es aceptar esta esperanza. Quienes rechazan las profecías, ya no tienen, por eso, esperanza. No es un decir que ya no la tienen: Pablo es claro, “En esperanza somos salvos”.

La rebelión humana llegará para siempre a su fin y, más que eso, el carácter amoroso y abnegado de Dios brillará. Muchos no entienden aún qué es la rebelión humana. Los libros de Daniel y Apocalipsis nos revelan claramente estas cosas. Se nos muestra el desarrollo de la historia humana para que reconozcamos lo que es la rebelión y cómo finalmente terminará. Se presenta a la humanidad en su máximo comportamiento, hasta el punto de formar naciones e imperios rebeldes como los animales fieros, peligrosos y destructores, presentados como monstruos.

Condición clara del hombre caído, y lo peor es cómo se unirán con el primero que se rebeló, igualmente presentado como un monstruo o dragón. Y cómo, a través de las diversas imágenes de estas potencias, ellos mismos llevarán a la humanidad a su autodestrucción, al llevarlos a rebelarse contra la ley de Dios, lo que trae como resultado ser esclavizados a esos despreciables monstruos del poder, quienes finalmente asesinarán a la humanidad, por lo cual Dios les pondrá fin de acuerdo con sus obras. Todas estas cosas dan esperanza al pueblo de Dios, lógicamente no a los que rechazan estas profecías, ya que Él vencerá y la rebelión quedará sofocada. Se entenderá por fin a la cruz, recién entonces, a la luz de la comprensión de estos dos libros.

Se nos manda leer por nosotros mismos y entender, para ser bendecidos por sus enseñanzas.

Domingo, mayo 11

«Aquí estoy, envíame a mí»
Isaías llevado al arrepentimiento

La asombrosa visión que Isaías tuvo del trono de Dios lo hizo dolorosamente consciente de sus defectos: «¡Ay de mí, que soy muerto! Porque soy hombre de labios impuros, que vivo entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al Rey, al Señor Todopoderoso», se lamentó, atemorizado y arrepentido (Isa. 6:5). Sentiríamos lo mismo si estuviéramos de pronto ante el Señor. Su luz es suficientemente intensa como para disipar todas nuestras excusas. En su presencia, sentimos que estamos perdidos. Isaías recibió la sorpresa más grande de su vida. Esta actitud se manifiesta solo en quienes entienden las profecías.

Isaías queda purificado

Lee Isaías 6:6 al 8. ¿Cómo terminó ese encuentro de Isaías con Dios y por qué es eso importante?

Isaías fue purificado de su pecado cuando un serafín tomó un carbón del altar y tocó con él la boca del profeta. Se trataba del altar del incienso, el altar de la verdad, donde se intercedía por el pueblo de Dios (ver Apoc. 8:3, 4). Sus pecados habían sido perdonados porque el fuego de la palabra de Dios consumió sus pecados, y ahora se lo consideraba apto para estar en la presencia de Dios; pero además, se le había encomendado que representara a Dios ante el mundo.

¿Qué significa “serafín”?

Curiosamente, la palabra serafín significa “el que arde”. Observa la descripción que hace Jesús del ministerio de Juan el Bautista en Juan 5:35: «Juan era una antorcha que ardía y alumbraba. Y ustedes quisieron recrearse por un momento a su luz». Juan llevaba la profecía, por eso. El fuego era la palabra de Dios, y Pablo explica que la profecía es la que alumbra:
1 Tesalonicenses 5:19-21: “No apaguéis al Espíritu, no menospreciéis las profecías”.

Y aunque Juan mismo era un pecador necesitado de gracia y salvación, su ministerio señalaba al Único que podía traer gracia y salvación. Por esto sabemos que la profecía siempre nos guiará a Jesús. Solo cuando Isaías supo que su pecado había sido limpiado, dijo: «¡Aquí estoy! Envíame a mí».

¿Cómo puede cada uno de nosotros, tras ser expiados nuestros pecados por la sangre de Jesús, responder como Isaías?

Solo cuando la profecía ha hecho su labor en nosotros terminamos expiados, pues nos ha llevado a Cristo, el lucero de la mañana (2 Pedro 1:19). Por eso, Jesús nos introduce a su trono para mostrarnos las profecías a aquellos a quienes prepara para la obra de anunciar el evangelio, que preparará, a su vez, a un pueblo para la venida de Cristo.

Lunes, mayo 12

Los dos querubines

Tan pronto como nuestros primeros padres fueron expulsados del Edén, Dios ofreció la esperanza del Mesías (Gén. 3:15). Estableció entonces un poderoso símbolo a las puertas del Edén: dos querubines con una destellante luz entre ellos. No debe perderse de vista el hecho de que esta escena se asemeja al Arca del Pacto, símbolo del trono de Dios (Éxo. 25:18), para que nadie fuese empujado a dudar de la existencia de Dios. Así como hasta hoy lo hace la Escritura, representación de los dos querubines del Antiguo y Nuevo Testamentos, de en medio de los cuales, como una espada, sale la voz de Dios que ilumina nuestro camino (Éxo. 25:22; Ef. 6:17; Sal. 119:105).

Lee Génesis 3:22 al 24. ¿Qué tarea se encomendó a los querubines y por qué?
Impedir que los pecadores accedieran al Árbol de la Vida (Gén. 3:22), pero eran un símbolo de esperanza, de la promesa de que un día los seres humanos volverían al Paraíso.

«El huerto del Edén permaneció en la tierra mucho tiempo después que el hombre fuera expulsado de sus agradables senderos (véase Gén. 4:16). Allí iban Adán y sus hijos a adorar a Dios. Allí renovaban sus votos de obediencia a aquella ley cuya transgresión los había arrojado del Edén. […] Pero en la restitución final, cuando haya “un cielo nuevo, y una tierra nueva” (Apoc. 21:1), será restaurado y más gloriosamente embellecido que al principio».
(Elena G. de White, Patriarcas y profetas, p. 41)

«Dios puso (heb. shakan) querubines al oriente del Jardín del Edén».

Los querubines son presentados en el trono de Dios diciendo: Santo, Santo, Santo constantemente. Se representan por la Palabra de Dios que santifica (Jn 17:17) y que, a través de ella, en el Apocalipsis, Jesús nos lleva a santificarnos en la puerta abierta de Laodicea (Apoc. 3:7; 4:1).

Martes, mayo 13

Como carbones encendidos

Los querubines, ya sea como seres vivientes (Eze. 10:8) o como símbolos hechos de oro (Éxo. 25:18), aparecen a lo largo de todo el Antiguo Testamento. A menudo se los representa junto al trono de Dios, están bordados en la cortina que está delante del Lugar Santísimo (Éxo. 26:1), transportan a Dios en el aire (Sal. 18:10) y estaban en el Arca del Pacto (Éxo. 25:18-20).

Lee Ezequiel 1:4 al 14. ¿Qué similitudes ves entre este pasaje y las escenas representadas en Isaías 6:1 al 6 y Apocalipsis 4:1 al 11?

Ezequiel se encuentra ante un impresionante despliegue del poder de Dios. Se trata de una escena que coincide con la difícil situación en la que se encontraba el pueblo de Dios en ese momento. El pueblo elegido no estaba en la Tierra Prometida, sino en el cautiverio, en Babilonia. Esta manifestación es de esperanza. Cuando Juan estaba solo y deportado en Patmos, el Apocalipsis fue su alegría máxima y su esperanza. Nosotros, como Isaías, entramos al trono en Apocalipsis y vemos su gloria para reflejarla.

Los seres vivientes que ve Ezequiel tienen los mismos rostros que los de la visión de Juan: cara de león, de águila, de buey y de hombre (ver Eze. 10:1-21). Se los llama «querubines». También encontramos en la escena los carbones encendidos de la visión de Isaías acerca de los serafines.

Estos dos seres que estaban junto al trono de Dios, conocidos como los dos ungidos delante del Señor de toda la tierra, son la Palabra de Dios (Éxo. 25:22; Gén. 3:24). Quienes, todo el día —como la Biblia menciona— declaran la santidad de Dios. Estos reflejan el carácter de Dios, y nosotros debemos llenarnos de ellos hasta reflejar ese carácter, sin cansarnos por nuestras debilidades o errores.

Los discípulos no huían de Jesús traicionándolo como Judas, sino que cuanto más se veían tentados y fracasaban, más se aferraban a Jesús. Y Él no los echaba ni los criticaba, sino que más bien los educaba —o amaba, que es lo mismo— para que fuesen semejantes a Él. Esto hace la Biblia por nosotros, y debemos colaborar con ella.

Miércoles, mayo 14

Dios entre su pueblo

En el desierto, la presencia de Dios en la nube guiaba a su pueblo durante su viaje a la Tierra Prometida y hacía que se detuvieran en el lugar indicado por Él y levantaran allí el Tabernáculo, alrededor del cual las tribus acampaban, distribuyéndose a razón de tres por cada lado. Dios descendía entonces y se instalaba en el Lugar Santísimo, en medio de su pueblo.

Es interesante notar cómo Jesús es presentado en las Escrituras como el León de la tribu de Judá (Apoc. 5:5), como un águila protectora (Deut. 32:11), como el buey para el sacrificio (Heb. 10:1-8) y como el hombre Salvador (1 Tim. 2:4).

Más interesante es ver que, así como Dios moraba en el santuario antiguo de Israel, en medio de su pueblo, así también Él mora en medio de nosotros en su campamento, que es su Palabra. Cuando tú te sientas a estudiar la Palabra de Dios, estás entrando al campamento de Dios, a su Lugar Santísimo, ante su presencia, donde están los querubines y toda la nube de testigos de todos los tiempos, totalmente vivos (Heb. 12:1): patriarcas, profetas, reyes, y Jesús con sus apóstoles. Estás frente al trono del gran Dios del universo.

Aunque ciertamente no estamos en el campamento de Israel, ¿cómo podemos acercarnos a la presencia de Dios?

Jueves, mayo 15

La caída de Lucifer

Resulta difícil entender que Lucifer ocupara una vez el puesto de querubín protector, una posición exaltada junto al trono de Dios. Seguramente su existencia habría ayudado a revelar la gloria de Dios al universo. En lugar de eso, comenzó a anhelar la gloria para sí, no para su Creador; o, para ser más precisos, empezó a imaginar que no se le estaba dando la consideración que merecía.

Lee Ezequiel 28:11-17 e Isaías 14:12-14. ¿Qué provocó la caída de Lucifer? Compara estos pasajes con Apocalipsis 14:1-12. ¿Cómo influye el contraste entre la caída de Lucifer y la elevada posición de la humanidad en Cristo en tu comprensión de lo que ocurre en Apocalipsis 14?

Lucifer cayó porque no quiso hacer más la voluntad de Dios. Dios le daba la Palabra para que este, a su vez, la diera a conocer a los ángeles como portador de luz o Luzbel. Era el lucero de la mañana entonces. Pero se rebeló contra la ley de Dios y pecó. Entonces, ya no era portador de la luz de Dios, sino del error. Así, quiso el lugar de Dios para gobernar él, y no la Palabra que Dios le daba. Intentando tomar el lugar de Dios, hizo creer que no lo trataban como él se merecía, como un dios, porque había ángeles que eran leales solo a Dios y a su ley. Este quiso hacer creer que por eso no le daban su lugar.

Lo mismo nos presenta Apocalipsis cuando enseña que el anticristo buscaba el primer lugar por encima de Dios (Apoc. 13:4,5), atacando la ley de Dios (Dan. 7:25) y poniéndose él como la ley máxima y el puente que unifica a los hombres, quitando así el lugar de Dios y sentándose en el trono de Dios (2 Tes. 2:3,4). Puso las leyes que regirían la organización de la iglesia para dominar al pueblo. Echó por tierra la verdad e hizo cuanto quiso. La Biblia ya no era la guía. Como Lucifer, exigía ser reconocido, quitando la Palabra de Dios. Se quejaba de no recibir reconocimiento. Lo mismo han hecho las religiones protestantes: quitando la Palabra de Dios y su ley como único fundamento, y siguiendo sus propios razonamientos, a los que llaman “su fe”.

El mismo peligro asoma al pueblo de Dios cuando los líderes buscan reconocimiento, a pesar de no seguir los lineamientos del evangelio del tercer ángel, y encima se quejan de que no se les da la consideración que merecen. Ponen sus reglas contrarias al evangelio eterno, y quieren sumisión del pueblo de Dios a ellos. El evangelio de Apocalipsis 14 enseña a temer a Dios, darle gloria y adorar al Creador, anunciando el mensaje del juicio y la caída del papado y del protestantismo apóstata, con quienes jamás debemos hacer amistad, pues estos impondrán su marca exigiendo pleitesía a ellos y al papado. Hay que denunciarlos.

Debemos vivir solo de los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Los que creen así aceptan a Jesús como:

«Digno… de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación» (Apoc. 5:9, RVR 1960).
¡Qué imagen del evangelio! La muerte de Jesús hizo posible la redención de la humanidad.

Observa también cómo Lucifer fue expulsado del monte santo, mientras que los creyentes del mensaje de los tres ángeles están en el monte Sion con el Cordero de Dios (Apoc. 14:1). Estos creyentes llenarán el lugar de los ángeles que una vez cayeron, gracias a este mensaje angelical.

«Las vacantes que se produjeron en el cielo por la caída de Satanás y sus ángeles serán llenadas por los redimidos del Señor».
(La verdad acerca de los ángeles, p. 53)

El evangelio eterno muestra que quienes conocen estos tres mensajes están logrando que los seres humanos puedan conocerlo y aceptarlo.

¿Cuál es nuestro papel como iglesia y como individuos en la tarea de dar a conocer a las personas lo que Cristo ha hecho por ellas?
Anunciar el mensaje del tercer ángel para este tiempo.

Viernes, mayo 16

Para estudiar y meditar

Lee el capítulo titulado «El fin del conflicto», en el libro El conflicto de los siglos (pp. 643–657), de Elena G. de White.

Satanás se rebeló contra la ley de Dios y fue echado del cielo. Así, quienes declaren que no se necesita obedecer la ley para salvarse estarán fuera con él. Los que hayan aceptado la sangre de Cristo para ser limpiados por Él, siendo fieles a sus mandamientos, participarán de la gloria infinita (Apoc. 22:14).

“Cuando se siente el Juez, se abran los libros y cada hombre sea juzgado de acuerdo con las cosas escritas en los libros, entonces las tablas de piedra, ocultas por Dios hasta aquel día, serán presentadas delante del mundo como la norma de justicia. Entonces hombres y mujeres verán que el prerrequisito de su salvación es obediencia a la perfecta ley de Dios. Nadie hallará excusa para el pecado. Mediante los justos principios de aquella ley, los hombres recibirán su sentencia de vida o muerte.”
(1MS 264)

Preguntas para dialogar:

¡Imagina lo que significaría estar ante Dios, perdonado por la sangre de Cristo, pero seguir practicando cada error cometido, cada defecto de carácter, cada acto indebido, cada pensamiento incorrecto, cada motivo inaceptable, totalmente expuesto ante Él! ¿Qué merecerías justa y legítimamente?

¿Cuál es entonces tu única esperanza? ¿Por qué necesitamos desesperadamente «la justicia de Dios, por medio de Jesucristo, por la fe, para todos los que creen en Él» (Rom. 3:22), cubriéndonos ahora y especialmente en el Juicio, cuando más la necesitamos? En resumen, ¿por qué necesitamos el evangelio que nos enseña cómo obtener la justicia de Cristo en nuestras vidas, tanto el perdón como la transformación por medio de la obediencia a sus mandamientos (Rom. 6:22), para obtener la vida eterna?

Juan el Bautista, como hemos visto, desempeñó el papel de un serafín: una lámpara ardiente y brillante (ver Juan 5:35).
¿De qué manera el pueblo de Dios de los últimos días desempeña un papel profético similar?

 

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